Granada se merece una reconquista pacífica y abierta. Toda ciudad esconde varias ciudades. Y proponemos descubrir este otoño la Granada de los cuatro elementos. Tierra, aire, agua y fuego. Y sin coger el coche.
9:00. ¿Piononos o tostada gigante?
No es la duda de Hamlet, pero cuesta decidirse. Alguien de Granada nos dirá por favor, si la respuesta está clara, que los piononos de Santa Fe. Que nos acerquemos hasta el hotel Carmen, en Acera del Darro, y en la pastelería de Casa Isla pidamos piononos, mmm, una persianita de bizcocho empapado, coronado con crema tostada, pero si nos acogemos a una tradición más amplia pues el zumo de naranja y el café y una tostada magnífica con aceite (¡o croissant!) en el Central, por ejemplo, junto a plaza Nueva, pues de allí partiremos a las 10:00. En la avenida de la Constitución, al otro lado de calle Elvira, junto al hotel Vincci, la tostada puede ser gigante. Unos hidratos de carbono para quemar, que hay que subir cuestas. Y en Granada, tan asequible, nos olvidamos del coche. Todo andando. Tierra.
10:00 Tierra
El camino de La Alhambra. Cuando Antonio Banderas ruede la película de Boabdil comprenderemos las intrigas y estrategias del momento, el Gran Capitán y el Zagal y Boabdil y la madre que lo parió pero, mientras, ataquemos por el otro lado de la postal que siempre nos muestran. Más tarde veremos y reconoceremos la vista consagrada (desde el Albaicín), pero ahora que ya no fumamos subamos a pie por la Cuesta de Gomérez, que arranca de Plaza Nueva y nos lleva a los bosques de La Alhambra, otro espacio, otra época. Otoño en Granada, el frío seco de otros tiempos, árboles que suben hasta el cielo. Muy pronto las primeras huellas claras de la otra dimensión: la Puerta de las Granadas (sigamos subiendo) y la Puerta de la Justicia que es la entrada al recinto amurallado de la ciudad de La Alhambra (La Alhambra era una ciudad dentro de la ciudad), la puerta más importante, con su mano abierta grabada en relieve y su virgen gótica encargada por Fernando e Isabel (que en el último campamento, Santa Fe, donde los piononos, prometió no cambiarse de camisa , uf, aunque dicen que no fue ella sino la hija de Felipe ll, y no en Granada sino en los Países Bajos, en fin). Entre ambas puertas, el bosque de La Alhambra. Sin pagar un euro. Y todavía sin pagar el Palacio de Carlos V (fantástico el palacio; pero Emperador, ¿no había otro sitio donde ponerlo?). Aunque vale la pena pagar y ver los palacios, reservando antes en www.alhambra-tickets.es, que nos quedamos sin entrada.
11:30. Aire
Recién inaugurada, y hasta mayo de 2010, en el bosque de La Alhambra podemos disfrutar de una exposición “de los mejores fotógrafos del mundo” en una espléndida muestra que tiene el aire como protagonista y así se llama: “Aire”. Y acompañando nuestro paseo por los Palacios Nazaríes y por los jardines del Generalife, el agua. Su sonido, su transparencia, su espejo, otro elemento. Para quien no sea suficiente agua, nos vemos a las 14:00.
14:00. Agua
Regresemos a Plaza Nueva, ahora bajando, y subamos por el pueblo blanco que hemos visto desde La Alhambra, el Albaicín, un laberinto de cal y piedra, de cuestas y esquinas que prometen la plaza que buscamos. Pero volvamos un momento atrás, al principio del laberinto, y localicemos en el plano la placeta del Aljibe de Trillo. Incluso ubicándola nos perderemos siete veces, pero qué más da. Llegamos. Restaurante El Agua. Oooh, qué vistas. La Alhambra, y detrás el acecho de Sierra Nevada, el Veleta y el Caballo, el Mulhacén asomando. Hemos reservado antes (958 224 356), en la terraza si aún no hace frío. Bueno, bonito y barato . Fondue, paté. Y los postres.
16:30. San Nicolás
Ya que estamos tan cerca vayamos ahora. El atardecer impresiona y alguien nos recordará que Clinton casi se cayó de espaldas al contemplarlo, un hombre sensible. Una plaza con la iglesia detrás, y delante el abismo, una pequeña muerte (bueno, no exageremos que lo hemos visto desde El Agua), la gitana de siempre tocando las castañuelas y su repiqueteo y la silueta de La Alhambra, y la Torre de la Vela y la pared blanca de Sierra Nevada y bajaremos despacio, en silencio, buscando otra vez Plaza Nueva, pues allí al lado nace -o mejor, muere- calle Elvira. Porque calle Elvira nace con el arco, esa puerta majestuosa junto a la plaza del Triunfo. Fue la calle más larga del trazado de la Granada musulmana. Busquemos en Elvira las calles Caldererías (Nueva y Vieja) y sumerjámonos en un zoco árabe. Elijamos difícilmente una tetería, en seguida nos olvidaremos de que estamos en Granada. Un té, un dulce con miel. Alhandulilá.
19:00. El Agua
Otra vez calle Elvira hasta Plaza Nueva y Santa Ana. Nos asomamos al río. A un lado el Albaicín, al otro La Alhambra iluminada. Al frente la calle estrecha, el Carril del Darro, el nombre más bonito para una calle: Paseo de los Tristes. Pero nos quedamos ahí, bordeamos la iglesia de Santa Ana, que fue mezquita, y en la calle Santa Ana está el Gran Hamman, los baños árabes (a menos de 100 metros podemos visitar los originales de hace varios cientos de años). Agua caliente, fría, templada, masaje, aaah. Y salimos de este caserón del siglo XIV limpiamente nuevos, más grandes, sabios (no es cierto, pero lo creeremos). Un pequeño rugido en el estómago... El apetito.
21:30. Ñam ñam
Vaya, ya son las más de las nueve de la noche y no hemos hablado de las tapas, del una caña, por favor, y la caña viene acompañada por una señora tapa, o el vino, y otra caña y otra tapa, y otro bar y más tapas. O recorrer calle Elvira hasta casi la puerta y sentarnos en Páprika (Cuesta de Abarqueros, 3). Un sencillo lugar con encanto. Unos vinos y pollo envuelto en beicon con guacamole, o saquitos de gorgonzola, o vayan y miren, todo bueno, todo preparado allí delante en el momento y otro vino. No es caro, pero además en frente hay un sitio con menús a 5 €, que nadie se queje.
23:30 Fuego
¿Que quieres más castañuelas y palmas y olé?, pues a las cuevas del Sacromonte. Pero descubramos esa Granada que nos enseñaron las canciones de 091, de Niños Mutantes, y quememos la noche en Planta Baja (Horno de Abad 11, desde calle Elvira hay que bajar hacia Pedro Antonio de Alarcón), todo un clásico. Música y copas. Buen ambiente y ruido. Mañana será otro día. Si nos sorprende el alba, pues chocolate con churros y a la cama. Si no, pues otro zumo de naranja al levantarnos, y café y pan y vuelta a empezar. Estos cuatro elementos enganchan.
http://elviajero.elpais.com/especial/andalucia/cualquier-epoca/granada-24-horas.html